San Cristóbal de La Laguna: Historia

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Nuestra ciudad es fundada en 1496 por Alonso Fernández de Lugo, quien tras la conquista de la isla de Tenerife y su incorporación a la corona de Castilla, decide instalarse en lo que era conocido por aquel entonces como Aguere, topónimo aborigen que significa laguna. Dicen que el nombre completo de la ciudad le viene dado porque la última batalla se ganó el día de San Cristóbal. Aunque su existencia oficial no comienza hasta 1497.

El primer asentamiento tuvo lugar en la zona donde se eleva hoy la iglesia de la Concepción, fueron construcciones sencillas y sin planificación, todo esto cambió cuando el Adelantado, título que le conceden los Reyes Católicos a Fernández de Lugo, se trasladó a la que será la Villa de Abajo, y a partir de ese momento el regidor de la ciudad intentará que todas las construcciones se hagan según el plano de damero o cuadrícula. El casco histórico de la ciudad quedó prácticamente configurado a finales del siglo XVI, una ciudad abierta, sin murallas, tal y como se muestra en el primer plano conservado de la ciudad realizado por el ingeniero italiano Leonardo Torriani en 1588. Evidentemente se han transformado numerosas casas y se han construido nuevas pero el trazado de las calles ha permanecido prácticamente intacto. A partir del siglo XVII se produce un estancamiento constructivo y poblacional, a pesar de este decaimiento económico el siglo XVIII encuentra en La Laguna una ciudad volcada en las letras y el arte, ciudad de tertulias entre poetas, escritores y artistas. Pero el siglo XIX confirma lo que era crónica de una muerte anunciada, la ciudad pierde ante el auge de Santa Cruz la capitalidad y todas sus funciones administrativas aunque con la creación del primer Instituto de Enseñanza Secundaria de Canarias, la Escuela Normal de Maestros, estudios universitarios de Filosofía, Teología y Derecho y el establecimiento del Obispado, mantiene su “poder” eclesiástico y educativo.

Ya durante la primera mitad del siglo XX la ciudad comienza a expandirse y a crecer, llegando a tener una población de unos 50.000 habitantes en los años 60 hasta la actualidad que somos más de 150.000. El siglo XX se cierra con una gran noticia, una gran victoria para los amantes de la historia y la cultura, tras años de dedicación, de investigación y de muchísimo trabajo la ciudad es declarada, en 1999, por la UNESCO “Bien Cultural Patrimonio de la Humanidad” y este hecho cambiará, de nuevo, el rumbo de nuestra ciudad. Junto con las numerosas obligaciones que conlleva ostentar este título también se han obtenido innumerables beneficios, a parte de las evidentes mejoras urbanísticas y estéticas de los inmuebles se ha producido un auge turístico que sin lugar a dudas a generado una mejoría económica notable. Cuando yo era pequeña era muy raro ver turistas en La Laguna, y si te encontrabas con alguno pensabas que se había perdido, hoy llegan a diario guaguas de turistas dispuestos a perderse por nuestras calles y disfrutar de un pequeño paseo por la historia.  
 

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